Criando niños 👦🏻, creciendo juntos ❤️
- hummblylife
- 7 sept
- 12 Min. de lectura
Actualizado: 15 sept

Hijo querido, si algún día lees esta entrada de blog, espero que sepas que cada libro que leímos, cada intento de crecer como madre, fue porque reconozco:
lo poco preparada que estaba para todo lo que significa la crianza,
y lo importante que es esta tarea que se nos confió.
Lo mucho que anhelo que esta conexión sincera y relación cercana dure para siempre y siempre...!
Y que el hecho de que escriba este blog no significa que siempre seguimos al pie de la letra cada consejo, muy por lo contrario... que como padres muchas veces fallamos, y que así como ellos, nosotros también seguimos creciendo...!
Mi oración para los que leen esta entrada y para nosotros mismos es que: si bien es muy importante que invirtamos tiempo y esfuerzo en crecer en este rol de padres, que al final del día... es Dios quien nos sustenta día a día, y que Su gracia es suficiente, sobre todo en nuestros momentos de debilidad (2 Cor. 12:9).
Esperamos estas herramientas del libro de
David Thomas: "Criando Niños emocionalmente fuertes."
sean de bendición para sus familias también.
Si bien este libro se centra en el acompañamiento que podemos hacer con hijos varones en específico, muchas de las enseñanzas también aplica a la crianza de niñas.
El autor comienza el libro preguntándonos si conocemos a Hulk, y si estamos familiarizados con cómo él vive con la tensión de querer hacer bien, pero al mismo tiempo batallando con sus emociones por dentro.

¿Y no te suena a ti esta tensión?... ¿No nos pasa a nosotros como padres, adultos ya formados, y sobre todo a los niños? No debiera de extrañarnos ya nuestros niños aún están en desarrollo (físico, emocional, social, espiritual, etc.) Para ellos, muchas cosas son “primeras vez”, o están aprendiendo por ensayo y error.
Una de las formas en las que podemos ayudarles a desarrollarse emocionalmente son las tres Rs que el autor menciona:
Reconocer (lo que está sucediendo o lo sucedido) - por ejemplo nota cómo su cuerpo le da señales de que vendrá una respuesta emocional. Se acelera el corazón? o empieza a sentir las manos sudando?
Regular - aprender estrategias para recuperar la calma en el sistema nervioso.
y Reparar (en caso de que hayan fallado en las dos anteriores) - Ya una vez calmado, asumir la responsabilidad y tomar las acciones necesarias para reparar las relaciones lastimadas.
Si has tenido problemas con el comportamiento visible de tu hijo, ya sea que se enoja muy fácilmente o le ha faltado el respeto a alguien, te respondió mal, o tiene peleas físicas con otros niños o hermanos/as, etc. el autor recomienda hacer "coaching" o entrenamiento (ten en mente el tipo de entrenamiento que hace un deportista) con el niño para que pueda responder a cada situación con las tres Rs de arriba hasta que se vuelva algo natural. La idea es enfocarnos en el corazón del niño, y no sólo en el comportamiento. Pero aquí viene la parte difícil, como padres también deberíamos practicar y modelar esta sensibilidad a las tres Rs. Aprender juntos a reconocer, regular, y reparar cuando sea necesario.
La cultura por mucho tiempo nos presentó una versión de cómo ser "fuerte" para los niños y hombres como por ejemplo: ignorar o reprimir las emociones. Mostrar ciertas emociones (tristeza, miedo) o pedir ayuda se le asociaba con ser débil. Y lo curioso es que había un tipo de emoción que no veíamos reprimir en los personajes masculinos de las películas o series: el enojo o la ira. Vemos personajes hombres como entrenadores de fútbol/béisbol, políticos, un jefe de oficina o padres enojarse más de la cuenta, gritar, tirar algo, y se consideraba como algo "normal" o incluso gracioso.
La idea es que nos cuestionemos estas normalizaciones y miremos a un ejemplo que sí es digno de seguir:
Nuestro ejemplo a seguir: Jesús

La "fuerza" de Jesús se basa en compasión, misericordia y amor. Demostró un liderazgo de servicio al lavar los pies de sus seguidores, compartió la vida con amigos cercanos, y celebró a las mujeres que la sociedad había juzgado. Enfrentó desafíos y confrontaciones manteniendo siempre su integridad, se sentó a comer con los marginados y se acercó activamente a quienes más lo necesitaban. Jesús también experimentó toda la gama de emociones humanas —tristeza, enojo y decepción— sin comprometer su carácter.
Este es el modelo que necesitamos tener presente en nuestra mente y en nuestro corazón, especialmente al criar a niños que no debiesen por qué encajar en los personajes emocionalmente reprimidos y propensos a la ira que dominan los medios. Nuestro rol es guiar a los hijos no a esconder sus emociones, ni a soltarlas sin pensar en las consecuencias, sino a reconocerlas y responder con sabiduría y amor.
Hitos Claves
Cuando lees o escuchas la palabra hitos, logros o pasos importantes del desarrollo, ¿qué te viene a la mente? Para las madres durante los primeros años de vida de nuestros hijos podrían ser cosas como: sentarse, gatear, ponerse de pie, primeros pasos, dejar los pañales, primeras palabras, aprender las letras, los números, y así sucesivamente.
Conforme crecen y empiezan la escuela, empezamos en pensar en: leer, escribir y otros logros académicos, poder hacer cosas de manera independiente, graduaciones, etc. ¿Pero qué tan seguido pensamos en hitos clave relacionados con el desarrollo emocional?
El autor David Thomas explica cuatro hitos clave para ayudar a los niños a desarrollar resiliencia emocional:
Vocabulario emocional: Es fundamental que los niños aprendan a ponerle nombre a sus emociones. Y esto está relacionado con la primera R que el autor menciona de Reconocer las emociones.
No basta con decir sólo las palabras “enojado” o “triste”; cuanto más preciso sea su vocabulario (por ej. frustrado, preocupado, desilusionado, impaciente, emocionado, curioso, sorprendido), mejor podrán comunicarse. Así como aveces pegamos posters del abecedario y o los números en nuestras paredes, el vocabulario emocional es también súper importante!

Perspectiva: Debemos aprender a distinguir entre problemas grandes y pequeños, pero esto lo debemos enseñar cuando no están en medio de un problema y abrumados por sus emociones. Podemos usar escalas del 1 al 10 con ejemplos, y esto les ayudará a reaccionar de manera adecuada. Por ej. muchas veces escuchamos expresiones como: "este fue el peor día", "nadie me quiere", "nadie me entiende", cuando en realidad sólo demuestra que necesitan un poco de ayuda en ver las cosas con perspectiva (hacer un "zoom out")
Empatía: La habilidad de escuchar activamente a otros y usar oraciones como: "lo que entiendo de lo que me estás contando es que...", o "me pregunto si lo que necesitas es...", o "eso suena como que fue una situación súper difícil para ti..." (que te vea a tí, y te escuche hablar así, lo entrenará para tener el super-poder de la empatía.
Recursos para manejar emociones: Los niños necesitan aprender formas saludables de canalizar lo que sienten, ya sea con recursos más inmediatos como: técnicas de respiración, de grounding (por ej. de conexión al presente, de anclaje, de enraizamiento); o recursos más a largo plazo como escribir un diario, deportes, música, el arte, en lugar de reaccionar con agresión o aislamiento.

En el caso de nuestro hijo, dibujar siempre ha sido algo que disfruta y le ayuda en procesar emociones.
Estos cuatro hitos están conectados y juntos ayudan a que los niños crezcan capaces de enfrentar desafíos con fuerza, compasión y equilibrio emocional.
"El Espacio" y "El Ancla"
Recuerdan la analogía con Hulk? el autor ha observado en sus años de acompañamiento que los niños suelen mostrar sus emociones con algún componente físico: Puños apretados, golpear objetos o las paredes, patear, lanzar cosas, caminar de un lado a otro, etc. Es por eso que Thomas recomienda crear un espacio seguro para que ellos puedan auto-regularse.

En el caso del autor, por ser de Estados Unidos tienen el espacio para crear un "espacio" en su casa/garaje/patio para la regulación emocional... sugiere incluso poner algo que puedan golpear como un almohadones.
Pero en nuestro caso, nuestro departamento en este lado del mundo (Asia) es pequeño así que ese espacio seguro o de regulación emocional es simplemente su habitación. Allí, si es que siente necesario, puede golpear la almohada, gritarle a la almohada (lo sé, lo sé... pobre almohada!). Otros niños necesitan tan solo papel y lápiz, para descargar un poco esa intensidad emocional.
Queremos que él sepa que las emociones están bien, que es normal sentirlas y tenerlas, y que debe soltarlas y expresarlas (no reprimirlas), pero de una manera en la que: no se haga daño a sí mismo, no dañe cosas ni lastime a otras personas.
Este ejercicio puede fortalecer el “músculo emocional”, y vale la pena practicarlo no solo en los niños, sino también en nosotros como adultos. Es bueno que ellos vean cómo nosotros también vamos a nuestro propio “espacio” (ya sea una caminata, nadar, correr, escribir, etc.) cuando experimentamos intensidad emocional.
Para que este “Espacio” cumpla bien su función, es necesario comunicárselo con claridad de antemano, en momentos en que no estén abrumados emocionalmente. Y también dejarles muy en claro que: ¡ir al espacio no es un castigo! Es darles el tiempo y el lugar que necesitan para auto-regularse.
Preparar este espacio es una forma de entrenar su mente y mostrarles “a dónde ir” físicamente cuando su cuerpo empieza a dar señales de que las emociones fuertes podrían volverse en acciones de las que luego se arrepientan.
Con la práctica, ellos poco a poco empezarán a asociar: señales del cuerpo ⇢ moverse físicamente a un lugar seguro ⇢ regularse ⇢ reflexionar / conversar / reparar
Lo opuesto de esto es lo que el autor observa como "el Anclaje", un patrón en el que los niños
ven a uno de los padres o cuidadores como la persona a la que pueden aferrarse para descargar emociones abrumadoras.

Cuando los niños son más pequeños, esto puede verse como un niño pequeño siguiendo a su mamá por toda la casa mientras hace una rabieta.
Cuando son más grandes, puede convertirse en discusiones poco sana que no llevan a ningún lado.
El problema con este patrón, es que muchas veces se quedan estancados columpiándose entre la culpa y la vergüenza.
Ejemplo: Al niño se le rompió un juguete que no era suyo
Nota: desde nuestra perspectiva, este ejemplo quizá no parezca algo importante y has ridículo. Pero recuerda que ellos todavía están aprendiendo a afrontar situaciones como esta. Y cada vez que enfrentan una, van informando su mente y almacenando un historial de cómo consiguieron algo, o cuáles fueron las consecuencias de ciertas situaciones. Por lo que cada vez que atraviesan algo así suma a su aprendizaje de cómo manejar sus emociones y relacionarse con los demás.

Reacción de Culpa: "¡No fui yo! Mi amigo igual... siempre tira el juguete así, más encima él me lo quizo prestar!"
Reacción de Vergüenza: “Siempre rompo cosas… soy un desastre y no sé cuidar nada. Ya nunca más va ser mi amigo”

Si el niño se queda estancado oscilando entre la culpa y la vergüenza, y además se combina con el anclaje, y no se le guía hacia otra manera de afrontarlo, lo más probable es que este patrón se repita en otros escenarios.
La Silla de Cuatro Patas
Aquí el autor introduce la ilustración de una silla o un taburete de cuatro patas para mostrar qué tan crucial es la verdad a la hora de ayudar a los niños a procesar situaciones difíciles.
Este ejercicio se puede usar cuando el niño está calmado y listo para reflexionar ( por ej. luego de haber ido al "espacio"). Elegir bien el momento es clave, ¡así que no lo hagas cuando aún está alterado! Usando el mismo ejemplo anterior, puedes preguntarle al niño (si tienes un taburete o silla para ilustrar, ¡mucho mejor! si no también puedes usar dibujos).

Comienza con un poco de narración imaginativa, ¡agrega humor para aligerar el ambiente!
Pídele que imagine: si quitamos tres patas del taburete, o dos, o incluso una, ¿te atreverías a sentarte o pararte sobre él?
Ahora haz que escriba (o continúe usando dibujos si es muy pequeño) estas cuatro palabras:
Pensar
Sentir
Hacer
Verdad
Luego le pedimos que describa lo que acaba de pasar con sus propias palabras para cada una de las cuatro patas. Usando el mismo ejemplo anterior, podría sonar así:
Pensar: Rompí el juguete de mi amigo, así que creo que no querrá seguir siendo mi amigo. Además, él juega muy brusco con el juguete también, ¡así que es su culpa por querer prestármelo! ¡De todas formas se habría roto, es de mala calidad!
Sentir: Miedo, preocupación, tristeza, vergüenza
Hacer (o en este caso no hacer): No quiero hablar con mi amigo, no sé qué hacer porque rompí su juguete. No quiero disculparme, ¡él solo se va a enojar!
Sin la cuarta pata estabilizadora de la verdad, el niño queda atrapado en su perspectiva distorsionada. Aquí es donde los padres intervienen para brindar ese apoyo crucial haciendo buenas preguntas. Esto ayudará al niño a completar la imagen (y entrenar su mente para futuras situaciones):
Verdad: Se rompió el juguete de tu amigo ¿sí? Pero, ¿lo hiciste a propósito o por accidente? … ¡Ya veo! Entonces… ¡esto le podría pasar a cualquiera!La próxima vez, ¿qué harías diferente para evitar romper el juguete? … ¡Exacto! ¿Ser más cuidadoso tal vez? Veo que te sentiste muy triste y quizás preocupado, porque piensas que él no podrá perdonarte… pero, ¿crees que él valora más el juguete… o tu amistad?Entonces, si dices “lo siento”, ¿crees que lo aceptará? Si da miedo, ¡podemos practicar juntos lo que le vas a decir!Y si fueras tú el otro, ¿qué te ayudaría a sentirte mejor? Tal vez podrías ofrecer ayudar a repararlo o dar un reemplazo para el juguete.
Al agregar esta cuarta pata de verdad, los padres pueden ayudar al niño a transformar esta mala experiencia en una oportunidad de crecimiento, resolución de problemas y fortalecimiento de la amistad.
Relación de Madre-hijo
"Tenemos que dejar que los niños que amamos sientan y experimenten momentos difíciles, las dificultades junto a nuestro apoyo, empatía van a ayudarles a producir resiliencia, y recursos."
Este tema fue muy díficil para mi en lo personal, como mamá con todo mi equipaje emocional de mi infancia, con buenas intenciones pero de todas formas y reacciones incorrectas que buscaban que mi hijo (y yo) pasemos por la menor cantidad "malos ratos" posibles. O de querer ser yo su fuente de recursos, cuando en realidad él necesitaba desarrollar los propios.

Tenía que soltar la cuerda del tira y afloja que estaba agarrando tan fuerte sólo con la falsa ilusión de que si no la soltaba, él no iba a poder resolverlo sólo. Cuando la realidad es lo contrario, a veces hay que soltar esa lucha de tira y afloja (con empatía y en amor poniendo límites) para que ellos puedan desarrollar recursos de manejo emocional.
Que a medida que crecen (llegan a los doble dígitos), pueden seguir siendo cercanos pero la postura cambia: de estar en mis brazos, mi regazo, corazón a corazón, a llevarlo de las manos, mirarlo cara a cara y lentamente aceptar y soltar... a pasar a una relación quizás de hombro a hombro.
Esta nueva postura puede significar que ahora vamos a conectar en otras formas: con caminatas, conversaciones por la noche, comiendo algo que le gusta, etc.
Relación con su Padre/abuelos/tíos
Uno de los consejos del autor es que los padres, abuelos y tíos sean quienes les ayuden a ver que no tienen que ser auto-suficientes. Que hablen abiertamente sobre sus amistades con otros hombres, para mostrar lo importante que es tener con quién rendirse cuentas para mantenerse íntegros.
Y ojalá ver en ellos también ejemplos de cómo expresas emociones de una manera sana. Y cómo buscan reparar relaciones cuando se dan cuenta que han fallado en reconocer y regular sus emociones.
Modelarles que no deben anclar sus emociones en su padre, madre, futura novia, futura esposa, etc. Sino enviarlos al que sí podemos recurrir las 24 horas y los 7 días de la semana, como el apóstol Pablo nos alienta: "No se preocupen por nada; más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Y la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús." - Filipenses 4:6-7
Reflexiones finales
Durante el embarazo y los meses de lactancia (cuando pasaba horas sentada leyendo artículos 😅), me mantenía al día con todo lo físico: qué comer, cuántas siestas debía tener el bebé, cómo estimularle para que aprendiera a caminar o hablar…
Pero cómo me hubiese gustado que alguien me dijera entonces: “Sí, eso es importante, pero también necesitas prepararte en lo emocional, y trabajar en sanar tus propias heridas familiares.”
Porque claro, los niños necesitan buena alimentación y descanso, pero también hay otras necesidades menos visibles: momentos de conexión, de juego, de inactividad, y de interioridad para aprender a manejar sus emociones.
El Dr. Daniel J. Siegel llama a esto “los siete ingredientes de una mente sana” (como un plato balanceado, pero aplicado al bienestar mental):
El Dr. Daniel J. Siegel llama esto los "siete ingredientes de una mente sana"
(La idea es como un “plato balanceado de comida”, pero aplicado al bienestar mental).
Tiempo de sueño → Recargar mente y cuerpo con descanso suficiente.
Tiempo físico → Mover el cuerpo y activar el cerebro.
Tiempo de concentración → Enfocarse en algo desafiante que estimule la creatividad.
Tiempo de juego → Explorar, divertirse y ser espontáneo.
Tiempo de conexión → Nutrir vínculos con personas significativas.
Tiempo de inactividad → Darle un respiro a la mente del bombardeo constante.
Tiempo de interioridad → Reflexionar, orar, hablar con Dios ❤️ o simplemente observar lo que sentimos dentro.

Si tu hijo está pasando por un momento difícil, o sus emociones parecen “demasiado”, este libro puede ayudarte. Pero también puedes empezar con las ideas ya planteadas anteriormente. En nuestro hacer estos ejercicios nos ayudó a darnos cuenta que nuestro hijo necesitaba límites claros en ciertos temas, o quizá le faltaba uno de esos “ingredientes” —más horas de sueño, más conexión con amigos, o tiempos de reflexión y oración.
Sea cual sea el caso, nuestra tarea como padres no es rescatar siempre ni apagar incendios cuando ya no podemos más. Es acompañarlos, ayudarles a desarrollar recursos y herramientas para navegar sus emociones, y prepararlos para los desafíos de hoy y los del futuro.
No escribo esto porque tengamos todo resuelto en nuestra familia. ¡Para nada! Aún estamos aprendiendo y queda un largo camino. Agradecemos porque a veces esas ayudas vienen de parte de de libros como éstos. Pero al final del día, nuestra esperanza no está puesta en influencers, expertos o metodologías, sino en la verdad de que es Dios quien nos sostiene. Sin Su amor, paz y misericordia, no podríamos!
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