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Diferente: No mejor, peor, ni raro


Ayer mientras probábamos una exquisita comida de Malasia en el almuerzo, surgió el comentario que el arroz estaba “raro” de parte de uno de los niños. A lo que pregunté : ¿en qué forma sabe raro… me dejas probarlo?


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En seguida supe a lo que se refería, y le respondí: entiendo… el arroz no sabe cómo sabe en Taiwán, (donde vivimos hace siete años) o sea que sabe diferente. Continuamos reflexionando: quizá para alguien de Malasia, cuando come arroz de otro país, le parece que el arroz sabe diferente también ¿qué crees?


Les compartí brevemente que como estudiante de intercambio (muchos años atrás!) también encontraba que muchas cosas eran super diferentes en Escocia en comparación a Chile, pero que algo que aprendí durante ese año de inmersión cultural, es que diferente es una descripción más adecuada, para tener una mente más abierta al conocer y apreciar otras culturas, tradiciones, vestimenta, comidas, etc.


Un país o una cultura no es mejor ni peor, ni son raros por no ser como nosotros, simplemente hacen las cosas diferentes. Y muchas veces somos más parecidos y similares en lo esencial de lo que podemos percibir en lo superficial.


Si bien pareciera que solo es una simple elección de palabras, o de cómo describir lo que experimentamos al viajar. Pero… ¿no les parece que las palabras que usamos moldean nuestra forma de pensar y de ver el mundo? Es muy fácil caer en ver al resto del mundo como “los otros” desde una perspectiva centrada en uno, o en lo que nos es familiar, o de manera etnocéntrica.


Cabe destacar que aquí nos referimos a las particularidades como nuestra forma de vestir, de comer, de saludarnos, etc. que distinguen diferentes culturas y no nos referimos a cosas más irreconciliables del bien o mal como por ejemplo relacionados a malas costumbres que te lleven a poner en riesgo tu vida o salud, etc.


O tampoco nos referimos a la libre elección de qué nos gusta o no nos gusta, obviamente cada persona puede decidir y decir “no me gusta este tipo de arroz”, luego de haberlo probado.


Más bien nos referimos a tener una mirada más apreciativa de las culturas antes de prejuicios, lo cual es un recordatorio que necesitamos regularmente como adultos y peregrinos conociendo maravillosos lugares. Y es una forma de ver las cosas que nuestros niños también puede conocer desde temprana edad.


Podemos crecer y creer juntos, tantos adultos como niños. 💜 Y quien sabe quizás algún día, no muy lejano, nos recordarán de esta forma de ver las cosas!


Pd.: no dejamos sobras del arroz… ¡estaba todo tan delicioso!

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